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12 de abril de 2013

Defender lo indefendible.

Os informo de algo que está ocurriendo. No ahora mismo, no en este preciso instante, sino que es algo que ocurre sin más. Atentos, que tiene miga: existen personas que al hecho de que te saques una carrera, hagas un máster, aprendas idiomas, vayas una temporada al extranjero para continuar tu formación en otro ámbito, dediques interminables horas y una gran suma de dinero a tu educación y preparación profesional, y en definitiva te esfuerces en tus estudios lo llaman querer vivir del cuento. Como os cuento. Metéos en cualquier sección de comentarios de cualquier periódico digital en las noticias sobre jóvenes estudiantes manifestándose por sus condiciones laborales. Eso somos los estudiantes que vemos que nos dan un frenazo laboral incluso antes de empezar una carrera profesional dentro de nuestras respectivas ramas: somos gente que queremos vivir del cuento.
Foto del diario Público. El de la bandera es colega mío. Ahora vive en Bélgica.
Esas mismas personas que nos acusan de esto precisamente son las mismas que comparan los escraches a políticos, que ahora están en boca de todos, con actos nazis. Igualito que una persona a la que no solo le privan de medios económicos y posibilidades laborales sino que además le sacan a hostias de su casa le proteste en la cara al responsable de su situación que un soldado alemán en 1942 humillando, vejando y torturando a un judío. "Los niños, es que nadie piensa en los niños", dicen los mismos que hacen la forzada comparación. Pobrecito Borja Alfonso, que de camino a clase en High School Saint Charles concertado con Oxford junto a su papá se topó con estas personas. Del niño al que su papá ha dejado sin hogar no nos acordamos porque, total, seguramente en un par de años ya esté metido en el mundo de las drogas, así que para qué.

Del "no te puedes quejar que al menos tienes trabajo" ya hablé aquí en su momento.

Estas mismas personas que criminalizan a estudiantes, a gente sin recursos a la que solo le queda la protesta, a trabajadores explotados y, en definitiva, a los que no tienen la culpa de nada, ensalzan varias figuras, a saber: a Juancar (vamos, el rey, o con la cantidad de acero que ya le han insertado, Terminator), a cualquier figura religiosa cristiana, a los políticos de su ideología que, al parecer, no les queda más remedio que aplicar todas las medidas que están adoptando, y a Belén Esteban, por su naturalidad. Estos "indignados" son los que aún creen que el gobierno lo está haciendo bien, que la Tierra es plana y que el hombre desciende de Adán y Eva.

Reflexión final: el futuro Einstein, la persona en cuya cabeza está la cura del cáncer, los jóvenes que podrían mejorar con sus conocimientos los campos de la aeronáutica, la domótica, la informática, o las artes, o el niño que dentro de 25 años podría ser un importante ministro reconocido por los avances sociales que ha implantado, podrían dejar de ser todo eso porque les han desahuciado, porque no tienen dinero suficiente para costearse una carrera, porque tienen que sobrevivir sirviendo hamburguesas en un Burguer King, o porque como no querían vivir del cuento tuvieron que emigrar en busca de una posibilidad de prosperidad al Reino Unido.

2 comentarios:

Biónica dijo...

La cosa está degenerando tanto que incluso hay comentarios diciendo que los que están en el paro son los únicos responsables de su situación, fracasados y que eligen morirse en vez de cambiar su actitud.

Animalico.

Esto supera al "estás deprimido porque quieres" que evolucionó en un "el cáncer es una enfermedad que tienes porque no sacas lo negativo de dentro".

Ay, que me dan escalofríos pensando que existe gente así.

PD: respecto a la emigración. Yo practicaré la variante "fuga de cerebros intrapenínsula" xD.

Nalataia Tubercle dijo...

A lo mejor vivo del cuento, pero me gusta, que cojones! Estudiar es como la droga: una vez empiezas, no hay quién te pare.

Hazlo por ti, hazlo por tu país, hazlo por quién te de la santísima gana, pero hazlo. Que no puedan decirte luego que cortaste tus alas antes de empezar. Que se enteren que son ellos quiénes nos mantiene en la jaula.