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10 de enero de 2013

Feliz 1984

A lo mejor estoy desquiciado y perdiendo la cabeza definitivamente, pero últimamente estoy obsesionado con los paralelismos entre las diferentes situaciones sociales que se desarrollan actualmente, de sobra conocidas por todos, y que son tantas que el simple hecho de resumirlas me llevaría una entrada entera, con obras de ficción literaria publicadas hace décadas, o hace incluso un siglo. Obras como "1984" de Orwell, "Un mundo feliz" de Huxley, "Fahrenheit 451" de Bradbury,... U obras más recientes, como el cómic "V de Vendetta" o el de "Battle Royale", ambos adaptados con bastante éxito al cine. O sin ir más lejos, la saga nolaniana de Batman, especialmente "El Caballero Oscuro" y su secuela.

Las primeras obras a las que me he referido son novelas de caracter sociológico cuyo marco es un futuro ficticio con enormes avances tecnológicos donde la raza humana ha alcanzado un enorme potencial. ¿A qué precio? Con el ser humano siendo vigilado constantemente por el Gran Hermano y reprimido ante cualquier conducta que se salga de lo que la Ley ha establecido, manipulando el pasado, o siendo educado de tal forma que su propia estupidez, ignorancia y una dosis de psicotrópicos sean todo lo que necesita para tener una felicidad perpetua. El resto de obras que he mencionado tratan más sobre revoluciones que chocan frente a represiones, siendo la historia del justiciero V la que más se aproxima a ello. "Battle Royale" contempla la matanza que en su historia se desarrolla como un simple método de instigación social. Y, como ya he dicho alguna vez, el Joker de Heath Ledger no es más que un fetiche nihilista que muchos de nosotros llevamos dentro y que por conducta moral jamás saldrá al exterior, cuya acción nos lleva a Bane, quien ejecuta un golpe de Estado de una manera que resulta incluso sencilla.

Bien. Analicemos el panorama social. Recortes sociales, de derechos y represión policial, injusticias, mano blanda con los corruptos e implacable con los más débiles. Día a día se van sucediendo. Y nadie parece querer hacer nada. Hay movimientos sociales, protestas, manifestaciones, huelgas,... De pronto aparecen supuestos salvadores, como el "Partido X". Nos enteramos de que somos la generación más preparada y desperdiciada de la historia. Nos linchan y nos empujan a la emigración. Volvemos a protestar. Nuevos líderes quieren hacerse partícipes de nuestro aliento.

Pero parece que sus muros son inamovibles, no se retractan, los poderosos siguen con su campaña de limitación de bienes a las clases humildes y de concentración de bienes a las clases altas. De vez en cuando procuran recordarnos quién manda aquí y qué les ocurre a los niños malos, como ha ocurrido con la detención de Alfonso durante la última huelga y que tres meses después, sin pruebas acusatorias de actos vandálicos, será puesto en libertad bajo fianza. Y repito: nadie parece querer hacer nada. No estamos en un marco histórico o social adecuados para una revolución como la que propone V o como la que ejecutan los villanos de Batman, ni siquiera para una revolución real, como las que ocurrieron en Francia, en algunos países sudamericanos o en Rusia.

¿Por qué? Sencillo. Antes la gente se moría de hambre, enfermaba sin que nadie les amparara. Sin más. Y eso era suficiente como para levantarte y querer cortar unas cuantas cabezas aristocráticas. Total, ¿qué tenías que perder? Ahora, en cambio, en el primer mundo, tenemos una sanidad, una educación, y más o menos nuestras necesidades están cubiertas. Ojo a esto, que es peligroso. Nuestras necesidades están cubiertas. ¿Qué necesidades? Porque en un siglo, la pirámide de necesidades individuales y colectivas han cambiado mucho. Ahora te pueden privar de una educación adecuada, o de una sanidad eficiente. Pero, amigos, tenemos un iPod, o una PSP, o un coche, o una hipóteca asfixiante pero que vas sacando adelante, o un puñetero reloj patrocinado por Rafa Nadal. Y eso, quieras que no, a muchos les mantiene contentos. Sí, nuestras prioridades han cambiado de manera ridícula.

Siento informar de esto, pero nos acercamos más a un mundo orwelliano, o a un mundo donde todo lo que necesitas es ese placebo que te mantiene sereno, impasible y conforme, que a un mundo realmente justo, equitativo y avanzado. Cada vez somos más primitivos como sociedad. No en vano los gobernantes y las empresas asfixian todo lo que pueden al individuo. Lo hacen porque pueden, porque nadie parece querer hacer nada para remediarlo, porque la masa colabora con ellos paradójicamente, ya que la masa, carente de héroes, está desorientada y es fácil de manipular. Y, desafortunadamente, la masa está asesinando a los héroes.

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